sábado, 16 de enero de 2016

Mark Gasson y la tecnología en humanos

Resulta que el Doctor Mark Gasson, de la Universidad de Reading, se ha implantado un chip en la mano que le permite pasar por las puertas de seguridad de su laboratorio y que sólo él – aunque convendría decir:  “el portador del chip” – pueda utilizar un teléfono celular.
 

El chip en cuestión es una versión más avanzada de los chips que se utilizan para el seguimiento e identificación de mascotas. Pero lo que hace especial a este artefacto es el hecho de que Gasson logró transmitir en él un virus de su computadora, para más tarde demostrar que tal infección podía transmitirse desde el chip a otros aparatos electrónicos.
Gasson, con esta acción, buscaba demostrar los efectos que pueden tener los virus informáticos sobre las personas cuando, en un futuro no muy lejano, sea común tener en el cuerpo dispositivos más sofisticados, o versiones más avanzadas de los actuales audífonos y marcapasos y toda suerte de prótesis biónicas.

En sus propias palabras: “Los beneficios de este tipo de tecnologías traen riesgos”. “Podemos mejorar en un aspecto, pero como ocurre con otras tecnologías, también podemos exponernos a riesgos, como problemas de seguridad y virus informáticos”.
De la monitorización de la población y de otras“espeluznancias” – y perdón por la palabrota – no ha dado testimonio, pero por el momento, el control que pudiera ejercerse sobre los usuarios de tal tecnología podría venirse abajo por una simple cadena de ceros y unos.
Conociendo la naturaleza humana y más concretamente la total falta de ética y el ansia de beneficios de ciertas compañías del ramo, los virus no escasearán precisamente y del mismo modo que tenemos que actualizar nuestros ordenadores personales (atacados por las empresas que crean anti-virus), casi puede adivinarse un futuro de actualizaciones de software para que los chips no contagien el resto de dispositivos electrónicos, como por ejemplo: cajeros automáticos, puestos de venta de entradas, sistemas de diagnosis y seguridad (como los propios ordenadores que pudieran estar encargados de tal monitoreo) y todos aquellos aparatos de los que no dependiera de nosotros el que estuvieran protegidos contra tales males.
Por el momento, y en un futurible, el asunto de portar un chip dentro del cuerpo es más pernicioso que ventajoso. Ya que este, al estar infectado, podría contagiar a nuestros aparatos informáticos y a tantos otros con los que pudiera entrar en contacto.

Implantes electrónicos con LEDs para el cuerpo humano

Los implantes electrónicos son dispositivos que se introducen en el cuerpo humano para diversas aplicaciones como en la medicina. Aparatos para la sordera, marcapasos, así como un sistema que se inyecta en el cerebro y limita los efectos del Parkinson, son algunos ejemplos de estos instrumentos.
Hacer implantes electrónicos para el cuerpo humano es difícil: Los tejidos son delicados y los materiales rígidos pueden irritarlos. Además, los investigadores quieren poner esos implantes en el órgano indicado sin cirugía invasiva.Para resolver estos problemas, John A. Rogers profesor de ciencias en la Universidad de Illinois, y Bruchas Michael, un anestesiólogo de la Universidad Washington  en St. Louis, construyeron un dispositivo electrónico LED tan pequeño que se puede inyectar en tejido delicado sin dañarlo.



viernes, 1 de enero de 2016

Humanos con chips implantados, una de las mayores atracciones 2015


Llamados también "cyborgs", existen unas 10 mil personas con implantes subcutáneos en el mundo, y les permiten interactuar con objetos conectados como luces o celulares con un gesto de la mano.

De momento, esos chips no son muy sofisticados, reconoce Marco Preuss, director europeo de investigación en Kaspersky, pero pronto podrían sustituir los actuales medios de pago, las tarjetas de transporte público, los historiales médicos en caso de accidente, etc.

Esto plantea dudas sobre la confidencialidad de esos datos y la posibilidad de que sean utilizados por otra persona, en un mundo en el que "todo lo que pueda ser pirateado será pirateado", predice el experto.

Al contrario del wifi o el bluetooth, un chip NFC sólo funciona a corto alcance, lo cual podría tranquilizar a sus usuarios. "Para acceder a mis datos, hay que saber dónde está exactamente mi chip y tocarme", explica Chereshnev.

Pero los datos no están encriptados y, en el mejor de los casos, sólo están protegidos por una contraseña de cuatro caracteres, "sencilla de romper", indica Preuss, que teme que se puedan robar los datos médicos de una persona mediante un 'smartphone' situado cerca del chip.

Un chip inalámbrico para prevenir y tratar enfermedades desde dentro del cuerpo



Dispositivos electrónicos dentro del cuerpo es la tendencia revolucionaria para terapias, desde hace años se ha estado trabajando en estos implantes que tienen como desventaja lo que cualquier aparato electrónico la batería o la alimentación que se acaba y para reponer es necesario una nueva intervención, por lo que se ha desarollado una nueva tecnología todavía experimental desarrollada por John Ho.

El equipo liderado por John Ho ha desarrollado un dispositivo electrónico muy pequeño, con un tamaño equivalente al de un grano de arroz, que es alimentado mediante un sistema inalámbrico basado en ondas electromagnéticas que cuenta con otro elemento externo. Este segundo dispositivo, parecido a una tarjeta de crédito, se coloca sobre la piel del paciente en la misma zona en la que se encuentra el implante interno para recargarlo.

Los dispositivos también tienen la aplicación futura de sensores de monitoreo de funciones vitales así como de tratamiento fármaco en lugares específicos únicamente es decir de forma localisada.

El nuevo sistema se basa en la tecnología de las ondas electromagnéticas, que llegan al dispositivo interno a través de la piel utilizando una potencia equivalente a la de un teléfono móvil. Afirman que su implante médico es seguro para la salud basándose en el examen que ha hecho un laboratorio independiente que se encarga de medir las emisiones de los teléfonos móviles, y que concluye que los niveles de emisiones están por debajo de los que se consideran seguros para la salud humana.